Y ahora aquí me encuentro,
enredado en un vicio que me carcome el alma,
hundido en un pozo donde me empujaste sin pena ni gloria,
donde me ahogo con la soledad ensordecedora.
Fumo de rabia, de cólera,
pensando en los abriles desperdiciados,
pensando en tus caricias fingidas,
recordando bellos momentos de mi imaginación.
Ahora me ahogo entre el humo maloliente,
entre las falsas promesas que no me cumpliste,
entre los deseos fingidos que me entregaste,
y las miradas de olvido que me apuntabas.
Loas horas pasaron, y seguías con tu mentira,
clavando en mi alma tu puñal de venganza,
destrozando lentamente mis sentidos,
y cada profundo respirar convertido en asfixia.
Hoy te vuelvo a ver,
y entendí que sólo vivía sobre falsas esperanzas,
que tú nunca cumplirías tus promesas,
que me endiosaba de un sentimiento ficticio.
Y de esta manera llegué hasta este refugio,
me siento completo e incompleto,
me siento hechizado del olor,
y la fragancia de este vicio maldito.
Vicio de los siete demonios que van carcomiendo mi alma,
vicio de los mares pálidos del mediterráneo arrepentido,
vicio de caricias putrefactas por tus falsos besos,
vicio de espinas sobre pétalos secos.
Vicio eterno,
purifica mi alma endemoniada,
trasmíteme sinceridad de confianza,
gracias por llevarme a un mundo lejano,
gracias por endulzar este agrio recuerdo.
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