sábado, 24 de abril de 2010

Tres colores, tres visiones..

Luz divina de tres colores, luz cegadora llena de ilusiones; tú, que me haces ver la vida de colores, la vida llena de emociones, la vida en un sentido fuera de lo común, más allá de lo mínimo, sobrepasando la barrera de lo práctico y de lo poco trascendente. Un rojo apasionado y sonriente color puro de la más inigualable pasión salvaje, devoradora de los sentimientos puestos en un futuro convencedor de lo maravilloso que puede existir sobre la faz de la tierra, tierra de Jehová, el todo poderoso, el majestuoso señor divino. Amarillo, color de la luz que emana el sol hacia un pueblo lleno de tinieblas en un pasado perturbadamente nublado de llantos, con un presente evolutivo combinando y contrastando el color, apoderándose de la mala vibra negativa, amarillo, dorado, un fiel abnegado hacia la naturaleza más pura y divina que brota celestialmente un paraíso superior a la tierra. Verde, verde pacifista, tan natural, tan puro y espiritual, en tu contraste combina perfectamente el reflejo de una creación naturalista, de una creación vegetalmente inimaginable, con una fragancia a paz y una tranquilidad desesperada en busca de las miradas ciegas y el sonido silenciosamente ensordecedora del cantar de las aves liberalmente encerradas en la fauna silvestre llena de 1000 sueños y 356’546’198 millones de deseos seductores.

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