Dos lágrimas de papel
que embellece aquel muladar
de cadáveres ebrios,
salen a media noche
a fumar un par de cigarrillos
bajo la minifalda de la Luna.
Todo está tranquilo y pausado,
el lugar es pacífico
y una mirada mohína
conversa de ceja a ceja
sobre la noche en que las dos lágrimas
violaron la rosada mejilla
de una rubia mujer
de piel suave y bustos conspicuos
que tomaba un baño
entre el valle de María
y el predio de Afrodita.
El viento cantaba,
un cuerpo se limpiaba de bazofias,
el otoño regresaba al vientre de la madre
y la madre recordaba
aquella tarde en que pario
una rosa color miel.
me gusto mucho tu poema
ResponderBorrarwoo que talento!!!
quiere ser como tu cuando sea grande :D
p e a c e N r o c k