martes, 26 de julio de 2011

Cielo

Para que las palabras no me falten, eh comprado medio kilo de cerezas con sabor a dulzura. Hoy hace frío y es de día, la noche está lejana y tu cuerpo a lado de mis deseos. Que tus ojos no pequen mirándome la piel, que tus manos no me acaricien desde lejos, tu voz ya no es silencio, está acá, cerca, muy cerca.

No tenía idea quién eras, si un ángel o un demonio, si venias vestida de seda o de turquesa, no lo sabía.

Cuando llegaste a este puerto de enero con piedras grises, yo andaba desnudo con la mirada oscura frente a los rayos del sol. Te pregunté tu nombre y me respondiste $%$·&”·% me reí, volví a reír, una y otra vez, estabas parada frente a mí con tus ojos claros devorando mi nerviosismo, no sé qué me pasa, quién eres tú te pregunté, mi volviste a mirar, te sonrojaste, me hablaste y te callaste.

Silencio, todo quedó en silencio, las olas nos piropeaban, nos molestaban, y tú y yo, sonreíamos, los dos en silencio, mucho silencio, nos sentamos sobre el transitar de la brisa del mar, nos quedamos un atardecer que no atardeció, aún no, no es tiempo, el barco ya salió, está en camino, viene por nosotros.

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